SEVILLA
Pasaron las Navidades, las prisas, reuniones con amigos, compromisos, las
compras de último momento. Tal vez por eso, nos váis a perdonar que no nos
hayamos ido “de rutas” como cada semana.
Todos los problemas siempre – siempre - tienen una solución. El nuestro –
complaciendo “al respetable” que nos lo ha pedido- contar
con fotos exclusivas porqué tenemos que
volver a visitar Sevilla, una ciudad a la que se debe regresar una, otra y otra
vez que tiene todo lo que pretendemos en
un viaje: sorpresas, genio, alegría y personalidad.
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Para empezar os aconsejo que
viajéis en otoño, o primavera, los meses ideales para dejarse acariciar por el clima mediterráneo ya que en verano ¡el
calor se siente, y mucho!.
Poned en la maleta, zapatos cómodos
para perderse sin problemas por las callejuelas intrincadas, un paraguas (para
protegerse de los chaparrones que suelen caer sobre todo en diciembre y enero) ropa suelta, protector solar (no importa que
el calor no asfixie, por las dudas llevadlo) algún que otro jersey -por las noches suele refrescar- y algo elegante para disfrutar de la noche
sevillana que tiene mucho para dar.
No sé si lo sabíais pero Sevilla es
una de las ciudades mejor comunicadas del país y se puede llegar por cualquier
medio desde cualquier parte del mundo.
¿Vais desde Madrid en coche?, fenomenal ya que está conectada con
la AP4, la A92 o la A4 que la une con el resto de España. Como la capital de
Andalucía presume de aeropuerto internacional hay infinidad de vuelos que les
acercan hasta allí, con precios de lo más variados.
Lo mejor, antes de decidir,
consultad en: www.jetcost.es , www.edreams.es ó www.viamichelin.es que tiene infinidad de
ofertas según días, festivos y horas que arrancan
desde los 20 euros por persona en adelante.
Si preferís tren, os dejará en la
Estación de Santa Justa (donde llega
el AVE) y una importante y moderna
red de tres de cercanías os conecta con otros pueblos y provincias españolas.
Los que se empecinen con el autobús, tomad nota porque cuenta con dos
estaciones: la de Plaza de Armas y Prado de San Sebastián (y no os paso los
precios porque también varían según las fechas)
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Antes que nada, apuntad el teléfono
y página web del Ayuntamiento que pondrá a vuestra disposición todos los datos
para hacer vuestra “escapada” o vacaciones mucho más agradables. Ahí van:
Ayuntamiento de Sevilla: TE 902 45
9954 (www.sevilla.org)
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Problemas para moveros por la
ciudad no vais a tener…¡todo lo contrario!, el sevillano tiene un carácter
especial, abierto, dicharachero y solidario, y puede incluso que hasta os
acompañe y enseñe los lugares emblemáticos de los que se siente orgulloso.
Aunque por las dudas estén de prisa y corriendo, lo mejor es coger
un mapa en el hotel (u oficina de turismo), para tomar conciencia de donde
estáis, donde se encuentran los puntos
de mayor interés y no os perdáis por las laberínticas callejuelas de la ciudad
salpicadas de casas típicas, patios andaluces, verde por doquier que estalla en
plantas y jardines y un aroma a azahar que embriaga en cualquier época del año.
¿Hoteles?. Para aburrir… Tantos como
apartamentos, casas con encanto, hostales y pensiones que se abren en un
infinito abanico de posibilidades (lo mejor, “in situ” consultar), y no penséis
que vais a dormir bajo las estrellas ya
que siempre encontraréis lugar (sobre todo si consultáis con los funcionarios
del Ayuntamiento vía telefónica o mail, que son muy “majos” y siempre están
dispuestos a echar una mano y ayudar)
Pero si reclamáis una petit guía os recomiendo que busquéis no solo en el centro urbano,
sino también en hoteles y pensiones de los diferentes barrios de la ciudad
(Triana, Macarena, Arenal, Los Remedios…), donde siempre hay auténticos chollos
y ofertas para pasar la noche, el día, la semana o quincena.
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Si os apetece daros una vueltecita
en calesa (carruaje tirado por caballos), los hay en el casco urbano y os
llevarán a recorrer los sitios más bonitos de la ciudad.
Aunque si de disfrutar en serio se
trata…¡a caminar!. Hay mucho para ver y descubrir sin estar pendiente del
reloj. Como por ejemplo: visitar los restos de la famosa Hispalis Romana (la
leyenda dice que Julio César fundó allí la ciudad dándole el nombre de ·”lulia
Rómula Hispalis”)
Comprobar como se conservan aún las
dos vías principales del trazado romano que corresponde con las actuales calles
Águilas y Alhóndiga con el foro en la plaza de La Alfalfa, o acercarse a
Santiponce donde se atesoran restos de la ciudad románica “Itálica”, donde
nacieron los emperadores Trajano y Adriano.
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¿Qué lo vuestro es más city?. Hay que ver la Iglesia del
Salvador (época visigoda), o monumentos como La Torre del Oro y La Torre de
la Plata (época andalusí). Los Reales Alcázares y la impresionante catedral de
La Giralda (la tercera más grande del mundo que comenzó a construirse en el
1.400 y es de estilo gótico)
Todavía quedan: el Parque de
María Luisa, el Palacio Arzobispal (siglo XVI), la Casa de Pilatos (magnífico
palacio renacentista), el Archivo de Indias (conocido como “La Lonja”). La
plaza de toros de La Maestranza, la Fábrica de Tabacos, Plaza España y el
palacio de San Telmo (una auténtica joya)
Y dejo para el final uno de los
sitios más bellos e impactantes: el puente de Triana (construído en 1845) cita obligada
de todo turista, que deja boquiabierto tanto de día como de noche y que con el Guadalquivir como marco ofrece una
vista espectacular.
¡Que no me olvide si estáis allí,
recalcar que a unos metros cruzando el puente, os encontráis con el Barrio de
Triana y el Barrio Del Arenal.!
En la orilla, frente al Mercado del
Altozano se encuentra la Capilla del Carmen arropada por el puente (declarado Monumento Histórico
Nacional) que es uno de los sitios imperdibles de esta Sevilla “tan especial”
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Si estáis cansados de tanta
caminata y de subir y bajar – sobre todo las escaleras de La Giralda ¡que no
terminan jamás!- daros un capricho en los Baños Árabes, donde os podéis
relajar en un oasis de silencio y aromas o en Aires de Sevilla (www.groupon.es os dará información de tarifas
actualizadas y descuentos especiales), donde los masajes, fangoterapia,
aromaterapia, tes árabes, dulces y zumos con los que “invita la casa”,
obrarán milagros.
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Tascas, restaurantes. Bares y “baretos” se abren a
foráneos y visitantes con auténtica complicidad siempre dispuestos a
sorprenderte con un cante flamenco (interpretado por el mismísimo Raimundo
Amador, amante hasta los huesos de su tierra).
La comida andaluza no tiene parangón: fritos, adobos,
salazones, cocidos, calderetas de cordero, rabo de toro, tortillitas de
camarones, “pringaita” casera, gambas al ajillo, croquetas, patatas “al
montón”, el gazpacho, las olivas (aceitunas) son inigualables.
Ni hablar de los dulces: tortas de aceite, polvorones
de Estepa, cortadillos rellenos de cidra (una especie de cabello de ángel),
alfajores, roscos de vino, las yemas de las monjas de San Leandro y los
mostachones de Utrera…hacen suspirar a cualquier espíritu goloso.
A olvidarse de las dietas, la
balanza y los kilos de más. Cuando se pone un pie en Sevilla, la consigna es perder la memoria, comer sin cargo de
conciencia, pasárselo bien y divertirse.
Luego no digáis que no lo comenté La
decisión es vuestra ¡disfrutad!