Es cierto que muchas veces nos quedamos cortos “visitando” sitios, pero tenéis que comprender que a menudo nos asalta el temor de saturar a los lectores.
Pero como el
público manda, aceptamos la
sugerencia y ampliamos el reportaje con nuevas fotos – sin modificar el texto-
de una ciudad realmente espectacular.
Como siempre
decimos: “una imagen vale más que mil palabras”.
Por eso: ahí
van…
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Nos encanta viajar ¡qué rabia no poder hacerlo más a
menudo (sin el más)! Pero de momento es
lo que hay, y en tren de apostar porque las cosas tendrán que cambiar – nos lo
merecemos- sin dar el brazo a torcer ante los que nos quieren “amargar la
existencia” seguimos yendo de rutas…en
esta oportunidad a Toledo.
Una ciudad medieval, mágica y misteriosa que respira
tradición, leyenda, linaje y magnificencia.
Está muy cerca de Madrid (menos de ochenta kilómetros)
y en tren de hacer un paseíllo, saltemos
al ruedo ¡ya!.
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Es sencillísimo llegar.
Si vais en
coche desde Madrid tenéis que coger la AP 41 (Autopista de
Peaje)
Os paso
enlace para que podáis consultar alguna duda que surja a último momento: www.autopistamadridtoledo.com
En tren: desde la Estación de Atocha con
diferentes horarios. ¿Lo mejor?.
Preguntar al (+34 902 24 02 02) ó en la web: www.renfe.es
El precio
del billete: 18 euros (ida y vuelta)
Los
autobuses parten desde la Estación Plaza Elíptica: (Avenida
Lusitana s/n) (+ 34 902 42 22 42)
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Antes de poner un pie en la cuna de Don Quijote y su fiel escudero Sancho, os cuento que la
ciudad pertenece a la Comunidad de Castilla La Mancha y está considerada una
comarca.
Es conocida como “la
Ciudad Imperial”, por haber sido la sede de la corte de Carlos I, también
como “la Ciudad de las Tres Culturas” ya que a pesar que su
nacimiento se remonta a la Edad del Bronce, durante siglos fue poblada por cristianos,
judíos y musulmanes.
Su vívida estampa de ciudad medieval, se refugia en
murallas y torreones de los cuales se abren diferentes puertas para acceder a
su casco histórico.
Desde su
entrada principal, la Puerta de Bisagra hasta el Puente de San Martín y el
Puente de Alcántara, su recinto
histórico ofrece decenas de sitios para visitar.
La solemne
Catedral, la Plaza de Zocodover, el imponente
Alcázar frente al Tajo, son algunos de los tesoros que alberga la ciudad
No dejéis de ver:
El Museo de
Santa Cruz, el Museo Sefaradí, el Museo de los Concilios Visigodos. La
Casa-Museo del Greco, las Sinagogas de
María La Blanca y el Tránsito o el monasterio de San Juan de los Reyes, que son
solo una muestra de la riqueza del
lugar.
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Si decidís prolongar la estadía y no circunscribirla a
una ida y vuelta en el día, hay una enorme oferta hotelera para aprovechar:
desde establecimientos clásicos a castillos, paradores, hotelitos con encanto,
posadas.
¿Qué es lo que haría en vuestro caso?. Antes de salir a la busca y captura de alguno de ellos,
consultar. Por ejemplo en:
Oficina
de Turismo de Toledo: www.turismocastillalamancha.com o en la web
oficial: www.toledo.es
Si os apetece poneros en manos de una empresa que os
lleve de aquí para allá, enseñando los más recónditos rincones, os ofrezco unos
contactos que pueden ayudar.
.Conoce
Toledo: +34 925 21 61 88
.Entorno
Toledo: +34 925 25 41 25
.Paseos
Nocturnos por un Toledo Mágico (para amantes de tradiciones esotéricas y
misteriosas)
TE: 34
691 232 841
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Pues…queridos amigos…llegó la hora de comer. Dificil
elección porque hay cientos de sitios donde elegir, tirar al aire la moneda y
entrar.
Os voy a recomendar un lugar incomparable (no solo por
la atención amabilísima de sus dueños y todo el personal) sino por el entorno y
magnificencia del local.
El Mesón
Casa Cisneros (c/Cardenal Cisneros 12) se encuentra frente a la
Puerta de los Leones de la Catedral.
A nivel de calle
nos da la bienvenida un Don Quijote que ve pasar la vida sentado a las puertas de la Tienda de Souvenirs, donde podremos comprar navajas, espadas toledanas, armaduras, escudos, cerámicas y otras joyas a
precios módicos y sin obligar a nuestros bolsillos a sudar.
Si miramos hacia arriba, veremos la “Hospedería”, con diez habitaciones
sencillas pero impecables decoradas con gusto y mimo en honor a los visitantes
que se acercan a descansar.
Precios y condiciones:
Pero ¡tenemos hambre! ¿Verdad?. Os invito a pasar al Mesón Casa Cisneros, propiamente dicho, y descubrir – conteniendo la
respiración- las cuevas islámicas del Siglo XV que se conservan intactas en las
mismas entrañas del lugar.
(Originalmente
las cuevas eran una edificación rústica de piedra cavada, donde vivían los obreros que trabajaban en la
construcción de la Catedral y servían también de establos para sus animales.
Cuando ésta fue terminada, las
autoridades eclesiásticas decidieron nivelar el suelo para ocultar cualquier
vestigio que recordara a los musulmanes que las habitaron)
El Mesón…deslumbra por su fausto y si se agudiza el oído hasta
se puede escuchar el crujir de las armaduras y el hierro, mientras se desciende
por la bellísima escalera de madera.
Un antiguo confesionario (restaurado) oficia de barra
en uno de los dos salones comedor, donde como a “un cruzado o templario” se nos
agasajará con platos típicos de la tierra.
Cordero.
Truchas. Perdices. Pollo a las brasas.
Lomos ibéricos. Conejo al ajillo o a la cazadora…y más, mucho más.
También
ofrecen tapas (abundantes) y un vino de misa (por 1 euro) dulzón y arrebatador
que mereces probar.
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Para que tengas otro restaurante de referencia voy a
nombrar:
Ludueña
(Plaza Magdalena 13)
En un ambiente distendido y relajado seguramente te
ofrecerán uno de los platos típicos de la tierra:
las “carcamuzas”
(carne de cerdo guisada con ajo, cebolla, jamón, chorizo picante, vino blanco y
salsa de tomate natural) que acompañadas por una copa de abundante vino
tinto ¡saben fenomenal!
Frente a la barra donde se agolpan los clientes, una gramola (antiguo aparato en forma
de mueble, reproductor de discos de pasta) que funciona a la perfección, espera al parroquiano que deposite una moneda
para desperezarse y hacerle escuchar su música favorita.
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Después de un largo día de arriba para abajo y de
abajo para arriba ¿nos vamos a marchar sin probar los dulces de Toledo?.
¡Pecado capital!
Para que “nos den la absolución” llegamos a la Pastelería Santo Tomé (Plaza del Zocodover
7), cita obligada de todo goloso que se precie de tal.
¡Hay tanto para elegir! Me decanto por el “mazapán” (también típico de Castilla La Mancha), hecho
con almendras crudas, peladas y molidas mezcladas con azúcar.
Entre la variedad se encuentran:
.Delicias
(rellenos de crema confitada). Pasteles Gloria (rellenos con batatas
confitadas). Sencillos recubiertos por
una gruesa capa de chocolate, y
muchos más…
Punto final. Volvemos a casa. Decimos adiós a la
ciudad.
Pero antes quiero daros un consejo.
Si elegís Toledo para visitar, no lo hagáis con un
plan preconcebido.
Dejaos llevar por la intuición. Ella os guiará por
calles estrechas y callejones. Patios y portales. Murallas silenciosas y
señoriales.
Utilizad el ingenio y los sentidos.
Dejad la puerta abierta al asombro.
Improvisad.
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